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CAPITULO I


Como decía al final del texto anterior, los personajes jugadores (PJ) se hallaban presenciando la ceremonia de entrega de regalos a los combatientes en la defensa de Tarkis.

En ésta, los agraciados se aproximan, uno por uno, al trono donde Rey les saluda y les concede el honor de ser nombrados Defensores Reales de Tarkis. A continuación, Reina les coloca un amuleto, y reciben la Gracia de las Madres, que necesitan su protección año tras año. Las mujeres que son premiadas reciben otro amuleto de manos de Reina, un amuleto especial para ellas.

Son muchos los recompensados este año pues los enemigos son cada vez más numerosos y la defensa es cada año más costosa. A pesar de haber conseguido repeler la carga una vez más, no se baja la guardia, y constantemente se está alerta de posibles incursiones fuera de "temporada". Van pasando uno tras otro los que lucharon este invierno, habitantes de casi todos los lugares de MUNDO, venidos unos por amor a Tarkis, otros por las recompensas que reciben, y otros por el simple hecho de combatir, pues es la única guerra periódica, año tras año.

Todo estaba tranquilo; las caras de la gente estaban alegres; las fuerzas de seguridad en sus puestos; los que estaban por ser premiados se regocijaban entre ellos, bromeando; los ya premiados se unían a público, algunos, y otros se iban a preparar sus tiendas, para el Gran Mercado.



En una fracción de segundo sucedió. Nadie vio de donde vino. Nadie sabe cómo ocurrió. Sólo alguno que estaba mirando al cielo en ese momento pudo contar, una vez pasada la histeria, que, sin aviso previo, de repente, de la nada, surgió un destello, y de la luz salió, disparado por no se explica que fuerza mágica, una flecha en dirección al trono. No hubo tiempo para hacer nada. Nadie pudo darse cuenta hasta que fue demasiado TARDE.

Un cuerpo cayó desplomado al suelo. Un espontaneo y terrible silencio se fue expandiendo desde los lugares adyacentes a Reina, hasta el lugar más alejado del trono. Y el silencio, fue rompiéndose, hasta desaparecer, por gritos histéricos de hombres y mujeres, de gigantes y enanos, de silvos y flints, de todo aquel que presenció el asesinato de Reina.

Los guardias que pudieron resistir la conmoción, o que la aguantaban por la explosión de adrenalina que surgió, rápidamente rodearon el trono e impidieron que alguien pudiera acercarse al lugar del crimen. Entre los gritos descontrolados, se pedía la venida de médicos, druidas, magos...

Los que pudieron llegar entraron en el círculo de guardias para intentar salvar a la víctima.



Vosotros no pudísteis hacer nada. Algunos fuísteis afectados por el pánico y el horror de lo sucedido. Otros menos sensibles, pudísteis daros cuenta de que se había cometido un terrible asesinato.



Cuando se hubo disuelto la gente, alguna yendo a sus casas llorando amárgamente, otros sentándose en cualquier lugar, por no poder soportar la conmoción, pero nadie sin haber sentido cómo se les subía el corazón a la garganta, el cuerpo de Reina fue recogido y llevado a un lugar seguro.



Media hora después, el Bardo Real, llegó con escolta al lugar de los hechos, y desde el trono leyó un bando rápidamente improvisado, con voz amarga y dolida:

"Se ha cometido un horrible crímen. Nadie comprende cómo ha sucedido. Nadie comprende PORQUÉ ha sucedido. Nadie sabe QUIÉN puede haber llevado a cabo tan espantoso acto."

"Nuestro Rey, y todos los que le seguimos, sentimos repulsa por lo ocurrido. Él ha jurado, y todos nosotros juramos, que habrá venganza, contra quien sea responsable de la muerte de nuestra amada Reina. Se buscará por todos los medios al culpable o los culpables, y el castigo será ejecutado de acuerdo a la gravedad del delito perpetrado."

(Tras una pausa, prosiguió):

"Se hace un llamamiento a quien se sienta afectado y desee ofrecerse a traer a presencia de nuestro Rey, vivo si fuera posible, al culpable. Asimismo se citan en el Santuario a todos aquellos con conocimientos de medicina y magia que crean poder ayudar a encontrar un medio de salvar la vida de nuestra amada Reina."

"Desde este momento queda terminantemente prohibido el uso de magia dentro de Tarkis. Ningún mago podrá abandonar la isla, y si lo ha hecho ya, será rastreado por nuestros hechiceros hasta dar con su paradero. El comercio de este año se suspende. Todo, hasta que se aclare la causa del crimen."

"Todos estamos tremendamente dolidos por estos acontecimientos. Que el destino no se lleve la vida de nuestra amada Reina. Que los dones que la hacían ser nuestra reina no la abandonen. Que los dioses nos oigan y nos ayuden."



Vosotros, los PJs con habilidades mágicas, os habéis ofrecido como voluntarios para buscar un remedio contra la muerte de Reina (si no, no deberíais estar sentados alrededor de esta mesa). Otros buscarán a los asesinos (en otras partidas). En el lugar de encuentro, todos sois interrogados e inspeccionados mágicamente acerca de vuestras pertenencias, pensamientos y vuestras posibilidades mágicas. Ahora lo saben todo sobre vosotros, y todo aquel que ofreciera resitencia le fue denegado el acceso a Santuario. A vosotros no os detienen, pues evidentemente no habéis tenido nada que ver con el asesinato y no sabeis nada. El resto sois llevados en presencia de los Maestros Magos de Tarkis, que estaban en Reunión Crítica.

Os aposentáis y cuando se cierra definitivamente el acceso, uno de los Maestros Magos habla, con tono severo, pero profundamente herido por la pena:

"Espero que todos coincidáis con nosotros en que lo que ha ocurrido hace poco más de una hora es un acto despreciable y atróz. Os hemos reunido aquí para pediros vuestra ayuda. El proyectil, o lo que fuera, que atravesó la cabeza de nuestra Reina, ha desaparecido. No hay rastro alguno de ello. Tampoco hay el mínimo rastro de magia. Ni siquiera se ha detectado presencia de magia en kilómetros a la redonda. No llegamos a desvelar el misterio de la aparición de dicho proyectil. El, o los culpables serán hallados tarde o temprano, eso esperamos, pero esta reunión tiene otro cometido: intentar descubrir QUÉ fue lo que ocurrió, y si fuera de alguna manera posible, hallar una posibilidad de que la Reina no nos abandone definitivamente."

"El cuerpo de nuestra Reina está inerte, pero se intenta preservar su alma, para que no se aleje para siempre. El esfuerzo que se está realizando es enorme, y si no encontramos un medio para curar las heridas que ha sufrido su cabeza, el esfuerzo habrá sido en vano. Os daremos a los que os habéis ofrecido, escolta y apoyo por parte de especialistas en crímenes. Asimismo se os dará una bola de comunicación, que sólo habréis de utilizar en un momento crítico, pues cualquier conexión mágica puede ser vista por alguien ajeno o contrario a nuestro objetivo. Tened en cuenta que aquel que halla querido la muerte de nuestra Reina, no deseará ser descubierto, y si ha conseguido traspasar las medidas de seguridad físicas y mágicas que había en el lugar, no le será difícil acabar con cualquier persona. Tened cuidado, hermanos, y que los dioses os protejan."


A continuación se os ofrecen unos objetos mágicos y una bola de cristal, de unos 10 centímetros de diámetro. Luego abandonáis la sala y os llevan a donde se hallan los que se han ofrecido voluntarios para escoltar a los magos en sus investigaciones. Aquí los que seáis PJ guerreros entráis en escena. Tras haber formado un grupo, se os asigna un investigador (PJ) y algunos especialistas más, importantes para la misión que os ha sido encomendada.

Por Guillermo Velasco Septiembre 1997

Mundo de AGUA (Capítulo I)

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